6/9/09

DOLOR DE CABEZA


I
El maldito dolor de cabeza no se acaba ni siquiera cuando me mando el puré hecho con el contenido de la caja de calmantes. Y no tiene solución, créanme, salvo a través de un transplante... de cabeza. El maldito dolor ya es como parte de mí. Recuerdo al de mis padres, ellos ya lo sufrían. Así que lo debo haber heredado. Sí, así como se hereda una pala, una bicicleta vieja o un maldito reloj.
II
Mis hijos nacieron cuando se comenzaba a despedir el anterior milenio. Lo que quiere decir que van entre los quince y veinte años... edad de los hijos que en los padres agudiza más que nunca el dolor de cabeza. Como los míos no son la excepción, por ese camino del dolor transitamos.
III
El dolor de cabeza que da sobrevivir en el mundo de hoy es fatal. Cuando esquivás el guadañazo que viene por el lado de alguna enfermedad mal curada en algún hospital público seguro que te viene otro por el de la pésima alimentación. Cuando zafás de ser la cena de los voraces buitres de siempre seguro que te asedian las ratas que desde hace tiempo te rodean. Y cuando creés haber escapado de todo, ya sea por astucia o edad, descubrís, aumentando tu dolor de cabeza, que ya inventaron un nuevo impuesto o un peor geriátrico.
IV
En algunas esposas el dolor de cabeza es el pretexto justo en esos momentos, y frente al marido... Pretexto que algunas veces deja en evidencia la ardiente y desgastante visita del joven amante a media mañana o a media tarde.
V
Para algunos tipos es una constante que el dolor de cabeza los acompañe justo cuando tienen que sacarle algunos pesos al cocodrilo que parecen tener en el bolsillo. Los acompaña cuando tienen que pagarle al se rompió el traste haciéndole algún trabajo que siempre les va a parecer carísimo. Y ni hablar de cómo les surge el maldito dolor de cabeza cuando tienen que gastar en comprarse un pantalón porque el que se compró en la década del setenta ya se rompió. O cuando les tienen que comprar algún regalo a la esposa o a la hija. A ciertos tipos el dolor de cabeza los persigue cuando ganan mucho dinero, cuando no ganan tanto y cuando ganan. A veces logran evadir la persecución del dolor acumulando ese dinero en gordas cajas de bancos. Otros ahogan el dolor de cabeza que les produce el no ganar ni dos pesos en un par de vinos tintos, en algún disco trucho de La Mona y en los triunfos de Boca.
VI
A muchos niños y adolescentes les produce dolor de cabeza el tener que ponerse a leer. Para ellos es como una condena atroz tener que descifrar el mensaje de unos pequeños signos generalmente de color negro que no emiten sonidos ni colores centellantes, no se mueven constantemente de acá para allá ni suman vidas para la próxima pantalla, o página.
VII
A los patrones les ocasionaba dolor de cabeza que los menestrales hicieran reclamos salariales. Ni hablar cuando estos se reunían en acometedores sindicatos. A su vez a los asalariados les causaba un agudo dolor de cabeza tener que asistir a tediosos paros e inacabables marchas... Todo dolor acabó (para algunos se atenuó) cuando otros despiertos amos inventaron la televisión por cable con programas burlones, telenovelas y fútbol a toda hora.
VIII
El dolor de cabeza existió y existirá siempre. A muchos los acompaña continuamente y a otros únicamente cuando tienen que pensar, como en mi caso.
A varios amigos que tengo les causa dolor de cabeza no poder ahorrar dinero, a mi me llega el dolor cuando no sé donde gastar el poco que tengo. A otros que conozco les duele la cabeza siempre porque no pueden acceder a la cuatro por cuatro... ¡qué dolor tendría yo que no pasé nunca de la dos por uno! A varios que no quiero conocer parece que les calma el dolor de cabeza el no comer huevos para no tener que arrojar las cáscaras mientras a mí me aquieta el dolor un buen asado regado de cerveza, y de postre... bueno, todo lo que pueda y si es posible todos los días.
A muchos les dará dolor de cabeza leer esto, en ese caso les digo que escribir estas cosas calma el mío.