25/1/09

JOAQUÍN

Joaquín sufre de pesadillas que luego, durante el día, se hacen realidad.
Si sueña que ese día habrá sopa, seguro que la hay. Siempre sueña que la sopa es intragable, y durante el almuerzo... lo es. A veces sueña que pelea con sus hermanos y durante el día es una sola batalla. También sufre cuando sueña con algún monstruo retorcido, y si bien en todo el día no se aparece ningún engendro de esos, fija que aparece la insoportable prima mayor que lo martiriza sin que los grandes se den cuenta y durante todo el tiempo que dure su visita.

20/1/09

NI UNA LÍNEA BUENA


Soy capaz de gastar en un solo avance


la tinta de varias lapiceras.

Soy también capaz de escribir

el mismo tiempo que Borges usó

para ordenar la Biblioteca Nacional.

Además soy capaz de escribir

en la montaña, en el mar,

y en la bañera.

Por la noche soy capaz de escribir,

a la mañana, dormido, despierto

y caminando puedo.

Hasta soy capaz de escribir

estando enamorado, o enojado,

con ruido y en silencio.

También soy capaz de escribir

tomando mates,

onces, cafés, o con el té de las cinco.

Si estoy comiendo asado,

o comiendo camarones,

o completos,

soy capaz de escribir,

Eso sí...

no soy hábil para escribir

ni una línea buena.

14/1/09

PASA, Y VUELVE A PASAR

Todo es cíclico, el mismo mundo lo es. Esto también. Todo gira. Pasa y vuelve a pasar. Luz y oscuridad. Gritos y silencio. Será que así debe ser. Para mí, que vengo de no sé donde, igual es todo cíclico. Como lo es para el tigre del zoo que gira y gira dentro de su jaula mirando, de a ratos la arboleda del cerro, y de a ratos a una gordita y apetitosa turista. Todo pasa por su lugar sin salirse nunca. El tren, el amor, el show, y usted y yo.
A veces soy usted... a veces soy yo.

13/1/09

NO PIENSO

No pienso en el camino que aún falta,

ni a que hora acabaré de recorrerlo.

No pienso en el esfuerzo

que demanda caminar para nada,

para morir.

No pienso asustarme al oír de pie

el doblar de las campanas.

No pienso en otra cosa que no sea caminar

sin que el reloj me marque el paso

y me ordene la vida a su manera.

No pienso en qué van a decir mis hijos,

y los hijos de mis hijos.

No pienso construir un mundo mejor,

ni destruir éste que está cada vez peor.

No pienso escribir el mejor cuento,

el mejor poema, la mejor canción.

... No pienso.





11/1/09

LAYIL

Conocí a Layil cuando transitaba los últimos días del anterior milenio. No reparé enseguida en ella, debo reconocerlo, cosa que lamento mucho. Yo estaba aún embrollado en una vieja trama literaria-sentimental que me impedía ver más allá de mis cuadernos. Ella tampoco supo enseguida que yo existía, demoró mucho en hacerlo porque la envolvía a la vez cierto enredo romántico que le costó mucho resolver. Estaba allí, con todo lo que caracteriza a una mujer de semejante nombre. Ese "todo" no lo voy a enumerar porque estos breves espacios no lo permiten. Solo voy a decir al respecto lo mismo que alguna vez le dije a ella.
Le dije: -"En la mitología hebrea tu nombre equivale a "Noche" y con él personificas a un espíritu nocturno. Puedes ser, unas veces, un ángel que dispone la descendencia de los hombres; y otras un demonio que asalta a los solitarios. En la imaginación popular asumes la forma de una bella mujer, de largo y negro cabello suelto"-
Admitió ella que tanto el ángel como el demonio la identificaban plenamente, y admito yo que la imaginación popular no pudo estar más acertada.
Layil y yo estuvimos allí, solitarios y marginados, con nuestras tramas tan contrarias y parecidas, tan distintos y tan iguales, rodeados por el mundo y separados por él. Solo yo por un lado, y sola ella por el otro. Mirándonos de reojo, a veces sonrojándonos, odiándonos por momentos. Hasta que ocurrió lo que ocurrió; destrabamos nuestros respectivos embrollos sentimentales-románticos, recibimos nuestros títulos de tontos, nos abrazamos, nos deseamos suerte y nos dijimos adiós.

UNA NOCHE... RAQUEL


Regresé anoche, aún malherido de amores, al famoso Pub “El Doce”. Y lo hice después de un par de meses de vida sedentaria. Volví por pedido expreso de ir a ver actuar a un grupo de ruidosos amigos... mitad músicos y mitad batifonderos, diría nada más que como dato, pero bueno, por cierta prolongada y sincera amistad, allá fui. El desánimo por haber aceptado el acompañamiento quedó disuelto de entrada nomás ya que al intentar abonar mi correspondiente pase el guardapuerta de ninguna manera me quiso aceptar retribución alguna. –Como bienvenida, -dijo-. Lo que me hizo pensar en algo así como el hijo pródigo que retorna. Nada menos.Seguro que por lo deshabituado fueron transcurriendo lentos, y sin mucha alharaca, el recital y la noche. Conmigo en un rincón solitario, apoyado en la barra entre copas, cigarrillos, el ir y venir del "barman" y el presentido recital de mis amigos. Todo olvidable, hasta que durante un breve silencio, desde el incómodo escenario, al Número Uno se le ocurre decir no sé qué de mí e invitarme a subir a escena. Cosa que, con algo de mala gana hice nomás, pues no era cuestión de desairar a un buen amigo. El intrépido no tardó un segundo en pedirme que cante o recite algo. Yo hubiese preferido que me mande desaparecer, pero... ya estaba allí, ¿qué iba a hacer?. Una leve inclinación a modo de saludo hacia el público y un breve intercambio de palabras con los cuatro instrumentistas puso todo a punto de acompañar a mi desentonada voz y a los sonidos que mis dedos pudieran sacarle a ese prestado piano. Después de berrear las cuatro o cinco rebuscadas poesías hubo bastante palmoteo, aunque no hubiese tenido porqué haberlos. Mi actuación no fue de las mejores, un poco por el güisqui y el resto por propia ineptitud. Pero a esa altura de la noche, pensé, a quién le importa el virtuosismo mientras les haya sonado agradable. Y creo que así fue, a juzgar por los suaves asentimientos que alcancé a ver mientras ejecutaba, en el peor sentido, tan dulces versos.El levantarme, agradecer con una sonrisa a los músicos y con un breve “gracias” a la gente que en lo global de esa desenfrenada fiesta ni siquiera oyó bien de qué se trataba, fue un solo movimiento. Salvo uno o dos amigos, casi irreconocibles por la tenue luz que alcanzaron a palmear mi hombro cuando pasé rápidamente entre ellos, nadie me saludó. Ir hasta la barra y pedir otro "on the rocks", fue también un solo movimiento. Todo así se mantuvo hasta que el tintinear del hielo en la soledad del vaso me alertó que, o el mismo perdía por algún invisible agujeruelo o dicho ardiente líquido yacía en mi estómago. Hecho que era como para ponerse a pensar pues ya iban tres y en compañía de vaya a saber que cantidad de cigarrillos... Y fue a través del humo de esos venenosos cilindros que la vi a ella acercándose... Primero pensé que casualmente elegía ese lugar para abastecerse de algún bebible, pero no, resuelta me miró a los ojos y me habló así:
-Estuvo buena tu breve actuación poeta, y ya que no he visto casi adhesión a tu buena voluntad de recitar para estos sordos, he decidido no solo pensarlo sino también decirlo. Es por eso que estoy acá, y desde luego para que compartamos una copa... la mía, porque veo que la tuya ya fue-
Allí nomás pensé: -Vaya ¡qué mujer!-, mientras hacía una seña al andarín joven de la barra para que diera nueva vida a mi agujereado vaso y al que ella traía en su mano.
-Agradezco tu elogio, -le dije-, es algo bueno para la que suponía una mala noche.
-Mi nombre es Raquel, -dijo-, y ninguna noche es mala si uno sabe esperar, ¿oís, por ejemplo, esa música lenta?, es una buena ocasión para bailar, vení, bailemos-.
Su mano tibia tomó la mía y con decisión me llevó a una poblada pista de baile.Lo que sucedió desde ese momento trataré de describir: Su cintura entre mis manos y sus manos en mis hombros, su pelo rubio que se mecía suavemente como un pequeño jardín de girasoles. Sus ojos color cielo posados en los míos hiriéndolos con una mirada pura, inolvidable. Su rostro blanquísimo reflejando su natural belleza. Y el perfume de su piel, ese maravilloso aroma que terminó extasiando a mis sentidos he hizo que me entregara a sus brazos, a sus movimientos. Y sus labios, sus labios susurrando en mis oídos, sus labios, rozando primero los míos y luego uniéndose a ellos en un soñado y dulcísimo beso, un beso único, para esa ocasión única.En algún momento entre todo eso que estaba pasando me dijo sonriendo: -vamos a descansar-. Y su mano, ahora en mi espalda, me guió entre la gente hacia el rincón aquel de la barra. Al llegar, ya no estaba conmigo, y al girar tampoco la vi entre la gente. Esperé casi sin moverme, no sé cuanto tiempo, solo sé que despertaron mis sentidos cuando oí el saludo final de mis amigos músicos. Y me hallé otra vez acodado en la lustrosa y dura madera.
Al lado de mi siempre vacía copa estaba la suya, también vacía.

10/1/09

POR ALGO SÉ

Viví mañanas brillantes

y tardes aburridas y grises.

Comí manjares carísimos

y tomé sopas asquerosas.

Dormí bajo sábanas de seda

y sobre pisos de tierra.

Gocé de algunas noches

en el corazón de Laura

y acabé otras tantas

en la entrepierna de Lulú.

Gané cosas casi sin esfuerzo

y perdí otras cuando merecí ganar.

Reí con ganas y con motivos

y lloré solo y arrepentido.

Hice goles de rabona,

y perdí varias veces por goleada.

Fui alguna vez el más aplaudido...

y luego el menos recordado.

Más libre que el viento fui,

y supe estar más recluido que un monje.

Reuní plata haciendo

cosas que no me gustó hacer

y por el pan trabajé a gusto.

Viaje en primera clase...

y en la bodega, varias veces.

Viví como millonario,

y le disputé el queso a las ratas.

Vivo intensamente

y voy a morir tristemente,

como todos.

Por eso sé que festejar un triunfo

es bueno para estar feliz un rato,

pero es igual a casi nada.





8/1/09

DICE BERTOLD BRECHT

Dice Berthold Brecht :

“Sobre mi pared
hay una talla japonesa de madera.
Es la máscara de un demonio del mal,
pintado en laca dorada.
Lleno de compasión observo
las venas hinchadas de las sienes,
que revelan el esfuerzo que exige
ser malvado”

Digo yo :

Sobre una pared de mi cuarto
hay una cruz cristiana de madera
con la imagen de Cristo crucificado.
Lleno de desconcierto observo
la corona de espinas,
la herida en un costado,
los clavos atravesando sus manos
y la sangre en sus mejillas.
Eso me revela que mucho más esfuerzo exige
ser manso.

de libro "Entre Piedras" Javier Tissera

6/1/09

ASUMO

Tengo todo el cuerpo en pura tensión, los músculos exigidos al máximo, el corazón latiendo a mil... la vista nublada y los pulmones a punto de explotar. Me siento desmayar pero debo seguir. Esta acometida se hace interminable. El triunfo es difícil y la adrenalina sube y sube. Siento que el piso se mueve y que los árboles de los alrededores giran y giran. Un ensordecedor griterío imaginario me alienta a seguir, mis compañeros me piden que despierte, que ponga... lo que hay que poner... pero no puedo más…
Asumo mis cuarenta años... jugar fútbol ya no es para mi.



BURGUÉS

Hoy acabé por fin
de pintar una casa color salmón.
Color salmón las paredes,
y el techo blanco.
Las puertas color acero y lavanda.
Es de un doctor la casa,
de un doctor adinerado.
Burgués recalcitrante el doctor
“Gente como uno”... ¿sabe?
Pero incapaz de construir
dignamente su propiedad.
Para el diseño
depende del arquitecto,
para la construcción
depende del albañil,
para el calor del gasista,
para darle color del pintor,
para las flores y el césped
del jardinero.
Y aunque se baste solo
para darle trabajos a su secretaria
...
a su esposa la "atiende" el “personal-trainer”
y a la hija... el peón del pintor.





4/1/09

DESORDEN


El tiempo pasa más rápido que de costumbre,
parece.
Las luces y sombras se van de mi punto
así como florecen.
A las palabras cuesta atraparlas
en este mugroso poema.
El método se derrumba y se levanta
por mi desempeño.
Las peroratas sugestivas fluyen
en mi cabeza, y en mi boca, pero poco.
El desarreglo se dilata.
Nunca se ve nada claro en estos asuntillos.
Tengo que brindarme más,
pero no es fácil.
Los ruegos de uso más profuso,
en estas cuestiones son... bueno, ya saben,
los de todos en estos casos.
Los mismos de siempre.
Pero no me verán a mí
en inútiles súplicas de entrecasa,
ni de las otras.
Si no va, no va.
A otra cosa...

2/1/09

PARAÍSO

Un buen día el hombre se dio cuenta que el paraíso prometido estaba a sus pies. Fue el día que vio como crecían las semillas que había escondido bajo tierra. El trigo, el maíz y la papa brotaban así de fácil y le proporcionaban comida a su familia, a su tribu. En esa bienaventuranza pudo domesticar animales y usar los árboles para construir casas. En ese paraíso pudo criar a sus hijos. Y fue muy feliz.
La vida del hombre en ese edén se prolongó durante milenios.
Así fue mientras Dios estuvo a cargo del mundo, ahora todo está privatizado.