1/11/09

Duelen

Duelen las manos.
Los dedos como entumecidos
casi ni dejan dormir bien.

Acarician, eso sí,
también aprietan o excavan si es necesario,
e igual que siempre, agarran con fuerza
la pala o el martillo, según el caso.
Pero duelen, no dejan de doler.

Toman firmes el volante de mi porsche
cuentan billetes de diez hasta seiscientos mil,
y mandan por día cien mensajes de texto,
pero duelen, no dejan de doler.
Los dedos como entumecidos
casi ni dejan dormir bien.

Duelen las manos,
los dedos se acalambran,
y duelen...
duelen de estar tanto sin escribir.

3 comentarios:

Onminayas dijo...

Es verdad, Javier: los dedos son un apéndice del alma para los escritores. Y duelen, sí.

Un abrazo.

LOLA dijo...

HOLA JAVIER....

ESAÚLTIMA LÍNEA TUYA ES COMO LA CEREZA EN EL MARTINI.

EXCELENTE.

...Y ESPERO QUE ESTÉS MEJOR DE TU DOLORCITO ;)

LOLA CIENFUEGOS

Soñadora dijo...

Pues bien querido amigo, a combatir ese dolor se ha dicho! Y a escribir que se te echa de menos!
Besos!