Acá donde yo vivo, para recrearnos,
tenemos la "vuelta del perro"
entretenimiento barato, pero, para el cual,
ni siquiera hay una calle peatonal.
Además podemos ir a tomar mates
a la orilla de la ruta que va a la capital.
O podemos ir a visitar los "oratorios chacareros",
perdidos entre la soja y el trigo
y sin siquiera una mala imitación
de algún Miguel Ángel.
También podemos salir con el coche
a recorrer los barrios,
para no perder de vista como viven algunos pobres.
O también para entretenernos salimos,
en el mismo auto o en uno de los otros,
a arrojar la basura amontonada en nuestro patio
en alguna calle de tierra de algún barrio cualquiera.
Acá donde vivimos hay,
como ven,
varias cosas que se pueden hacer en ratos de ocio.
Se puede, por ejemplo, llevar a los niños
a los centenarios juegos de la opaca Plaza Cívica,
o a ver lo de siempre en las aburridas vidrieras del bulevar.
Acá donde vivo hay de todo para divertirse,
y si no basta cuando quiera puedo irme...
Aunque, está tan lejos... Paris.