No pienso en el camino que aún falta,
ni a que hora acabaré de recorrerlo.
No pienso en el esfuerzo
que demanda caminar para nada,
para morir.
No pienso asustarme al oír de pie
el doblar de las campanas.
No pienso en otra cosa que no sea caminar
sin que el reloj me marque el paso
y me ordene la vida a su manera.
No pienso en qué van a decir mis hijos,
y los hijos de mis hijos.
No pienso construir un mundo mejor,
ni destruir éste que está cada vez peor.
No pienso escribir el mejor cuento,
el mejor poema, la mejor canción.
... No pienso.