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A diferencia de los delfines del amazonas,
que aún en aguas turbias
saben para donde tienen que ir
a cazar,
a buscar finales y principios
o a pasear al sol simplemente,
yo no tengo ni la menor idea
del camino a seguir en esta vida.
Y me mantengo donde estoy,
apenas sobreviviendo.
Echando culpas a las pirañas
por mi falta de valor en estas aguas.
Alguna vez me asomé al mar,
tan atractivo
y acogedor
que se ofreció, tibio, a cambiar mi destino.
Pero yo soy de hacer líos
y dejé el mar
el majestuoso río,
y me volví a la triste ciudad del campo
aburrido
...
y eso que amo los delfines,
al mar
a los ríos
y al los cambios de destinos.
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