Conocí a Layil cuando transitaba los últimos días del anterior milenio. No reparé enseguida en ella, debo reconocerlo, cosa que lamento mucho. Yo estaba aún embrollado en una vieja trama literaria-sentimental que me impedía ver más allá de mis cuadernos. Ella tampoco supo enseguida que yo existía, demoró mucho en hacerlo porque la envolvía a la vez cierta trama romántica que le costó mucho resolver.
Ella estaba allí, con todo lo que caracteriza a una mujer de semejante nombre. Ese todo no lo voy a enumerar porque estos breves espacios no lo permiten. Solo voy a decir al respecto lo mismo que alguna vez le dije a ella.
Le dije:
-“En la mitología hebrea tu nombre equivale a “Noche” y con él personificas a un espíritu nocturno. Puedes ser, unas veces, un ángel que dispone la descendencia de los hombres; y otras un demonio que asalta a los solitarios. En la imaginación popular asumes la forma de una bella mujer, de largo y negro cabello suelto”-
Admitió ella que tanto el ángel como el demonio la identificaban plenamente, y admito yo que la imaginación popular no pudo estar más acertada.
Layil y yo estuvimos allí, solitarios y marginados, con nuestras tramas tan contrarias y parecidas, tan distintos y tan iguales, rodeados por el mundo y separados por él. Solo yo por un lado, y sola ella por el otro. Mirándonos de reojo, a veces sonriéndonos, odiándonos por momentos. Hasta que ocurrió lo que ocurrió; destrabamos nuestros respectivos embrollos sentimentales-románticos, recibimos nuestros títulos de tontos, nos abrazamos, nos deseamos suerte y nos dijimos adiós.
Ella estaba allí, con todo lo que caracteriza a una mujer de semejante nombre. Ese todo no lo voy a enumerar porque estos breves espacios no lo permiten. Solo voy a decir al respecto lo mismo que alguna vez le dije a ella.
Le dije:
-“En la mitología hebrea tu nombre equivale a “Noche” y con él personificas a un espíritu nocturno. Puedes ser, unas veces, un ángel que dispone la descendencia de los hombres; y otras un demonio que asalta a los solitarios. En la imaginación popular asumes la forma de una bella mujer, de largo y negro cabello suelto”-
Admitió ella que tanto el ángel como el demonio la identificaban plenamente, y admito yo que la imaginación popular no pudo estar más acertada.
Layil y yo estuvimos allí, solitarios y marginados, con nuestras tramas tan contrarias y parecidas, tan distintos y tan iguales, rodeados por el mundo y separados por él. Solo yo por un lado, y sola ella por el otro. Mirándonos de reojo, a veces sonriéndonos, odiándonos por momentos. Hasta que ocurrió lo que ocurrió; destrabamos nuestros respectivos embrollos sentimentales-románticos, recibimos nuestros títulos de tontos, nos abrazamos, nos deseamos suerte y nos dijimos adiós.
14 comentarios:
Muy bueno el relato!
Realmente sucedio??
El final triste le añade magia, muy bueno, relamente maravilloso!
Y pues me ha gustado mucho el nombre XD
Saludos
Atte. Alicia!
maravilloso...me ha encantado,un saludo!
Sí, amiga Alicia-Niriel-Vane, realmente me sucedió hace algunos años... aunque se llamaba Laura. Layil es un buen nombre para suplantar el real en el relatito...
Me alegro que te haya gustado
Saludos
Qué manera de contar un amor del pasado Javier.
Me gustó.
HOla! me gustaria invitarte a mi recien inagurado blog para ver que te parece y todo comentario será bien recibido! Enhorabuena por el tuyo. besitos!!
Drastica la sentencia.
Me encanta como lo narraste!
Besitos
Hola Javier...
Existen en el universo de nuestras vidas, curvas en el tiempo, en las cuales nos acercamos a otros seres a los cuales conocemos y trabamos contactos, que por la misma razón del comienzo, luego desaparecen con la misma velocidad que aparecieron...
Bonito relato...
Un abrazo
Osvaldo
Estupendo relato, Javier.
En el amor todo cabe, pasión, miradas, deseos, incluso odios.
Me gusta la atmósfera que has creado. Refleja muy bien los deseos de los protagonistas.
Un abrazo grande.
Javier, recién veo lo del premio "Magia al escribir".
Gracias por compartirlo.
Otro abrazo.
Hermoso y triste...me gusto mucho...bello nombre...LAYIL
hola javier....muy lindo la manera que lo contaste
Era nuestro pequeño cobijo, escondite desconocido por los demás, era llegar justo allí y ya no existía nada más. La película solo acababa de empezar...
hermoso muy bello..
exitos y saludos!!!!
En verdad un relato precioso y vivo, tan vivo que diria que sucedio.
Lastima el triste final, triste para mi que lo leo pero vete tu a saber los caminos que le siguieron!!!!
Besos desde mi alma, hoy escondida bajo mi almohada.
Asu, porque se dijieron adios, porque las cosas tienen que ser asi.
bueno sule pasarnos no?
bsos
Lo que menos importa es si sucedió o no, lo que más cómo lo cuentas, todos o casi todos, no sólo Layil, llevamos un ángel y un demonio dentro, la vida en sí es eso una constante lucha entre el bien y el mal, los dos platillos de la balanza, es importante pero difícil hallar el equilibrio.
Muchos besos y sigue "contándonos"
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