No sé porqué se embarca en tener mascotas que luego hacen que desvíe la atención hacia ellos y deje de hacer lo que, bien o mal, hace tenazmente. Pero todo debe ser por algo... digo... Porque lo miran, o imagino yo que lo hacen, con una mirada mezcla de antipatía y temor sus pequeños peces de colores. Puede ser que lo odien por haberlos encerrado en una pecera que antes fue un frasco, de los grandes, de aceitunas mendocinas. O puede ser que el gato de la casa, cuyo apetito es paralelo al suyo, esté buscando la forma de comérselos.
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