24/5/09

JOVENCITA CONFUNDIDA (Fragmento)

Joven Confundida
Por supuesto que a la joven le maravillaba bastante pensar en lo que aquel hombre de treinta y tantos años, de cuerpo bien atlético, renombrado escritor y con mucha popularidad en cuestiones amatorias, podría hacer con una mujer en una cama… Y ni dudar que no la dejaba dormir esa insistente fantasía en la que se veía a ella misma haciendo cosas inesperadas con un hombre como ese.
Tenía su noviecito ella, como casi todas las adolescentes de su edad, pero no era lo mismo. Con su noviecito eran amigos-novios, y las cosas que hacían cuando nadie los veía eran de un minuto o dos. Nada. Cosas suficientes para una niña, no para la mujer de dieciocho años que ya era, pensaba ella en medio del influjo de sus deseos. Le encantaba pensar en lo que podría aprender con aquel hombre, aprender de lo que él sabía, de su experiencia. Cosas que ella en teoría ya sabía pero que nunca había consumado. ¡Y vaya si ella sabía de las habilidades del hombre aquel en las técnicas del amor y del sexo!, él fue durante un tiempo amante de su prima Claudia, aquella prima que en incontables ocasiones la llevaba a ella como coartada a sus citas amorosas.
Inventaban salir de paseos o de compras juntas pero iban a la casa del poeta en el otro barrio. Ella tenía que esperar en la cocina mientras aquellos, desde el dormitorio de puertas abiertas, suspiraban, gemían y aullaban cosas que la inquietaban y despertaban en ella conmociones sensuales que la dejaban suavemente temblando. Las ataduras de sus inexpertos años comenzaban a ahogarla. Todo en ella pedía ser rescatada por un hombre como ese. Suponía que de otra manera nunca iba a salir de aquel cerco de sueños e inquietudes que en medio de las tardes, y de la noche en su cama solitaria, la ahogaba más y más cada día.
Fue durante esos encuentros a los que iba como acompañante de Claudia que comenzó a desear al que, a sus ojos, era un superhombre. Un "pedazo" de hombre de treinta y tantos años. Y comenzó a sufrir cuando tenía que soportar que no fuese ella la que él esperaba por las tardes, y cuando apenas la saludaba, y que solo cruzara con ella dos o tres palabras, y que se llevara a la cama, que estaba a solo cinco pasos de ella, a su prima. Sufría y más lo deseaba. Claudia estaba casada con Santiago por ese entonces, y el hombre de treinta y tantos años estaba de amoríos con Flor, una hermana de aquel. O sea que su hombre deseado se repartía entre dos mujeres. Y ella se moría de ganas de ser la tercera. Presentía que aquel hombre era capaz de eso, y eso la alentaba. Si ya la segunda, su prima, era un secreto celosamente guardado frente a todos, ella, como tercera, sería un interesante súper secreto. Y siendo así podría encontrarse con él en lugares para los demás impensables, como en el viejo túnel del abandonado tren del parque, lugar secreto al que ella acudía cuando estaba triste y en el que podrían entrar hasta la parte más oscura y recostarse juntitos al costado de los viejos rieles usando como cama sus propias ropas. Y podrían besarse sin que nadie los viera, y desnudarse. y hacerse entre ella y él todo lo que él y la prima se hacían en la cama de su dormitorio sin puerta. O podrían acordar encontrarse en el viejo circuito de carreras, que estaba cerrado pero al que no era difícil acceder y que contaba con techados boxes, duchas incluidas. Allí podrían hacer cosas más locas aún porque había viejos coches de competición con grandes y acolchadas butacas. Viejos coches en los que podrían hacer el amor totalmente desnudos sin temor a que nadie los viera porque, sin competiciones, nadie iba por esos lados. Podrían hacerlo con ella acostada de espaldas sobre la chapa que cubre el motor de los autos o metidos en las fosas que se usan para ver los coches desde abajo. Y hasta podrían estar horas duchándose y amándose mojados con el agua al natural de las duchas abandonadas hasta la próxima carrera.
También, ya que esto sería más que un secreto, podrían ir al hotel más reservado de la ciudad, ese al que van los amantes clandestinos. En ese tipo de hoteles, según le habían contado algunas amigas mayores, hay cuartos preparados al gusto de los amantes. Hay cuartos con camas especialmente grandes y de colchones de agua. Hay otros con cómodas bañeras para dos en las que una perfumada y burbujeante agua te pone a punto para una sesión de masajes sexuales inolvidables... Solía verlo la muchacha, pasar al mediodía caminando de la mano y a las risas y besos con Flor y nuevamente verlo a media tarde, mientras aquella trabajaba, recibir en el departamento en que vivía, con un largo beso en la boca, a su prima Claudia. Así fue conociendo todo del hombre. Y supo de sus cualidades amatorias. Imaginando algunas de acuerdo a lo que oía desde el dormitorio o directamente espiando todos los movimientos desplegados sobre el cuerpo ansioso de su prima en una cama sin sábanas. Supo reconocer, después de mucho comerse con la vista y escuchar, cuales cosas hacían que él gimiera y cuales hacían que fuera la prima la que aullara en una interminable felicidad. Alguna vez aquellos le pidieron a ella permiso para verse en su propia casa. Era en un tiempo en que la novia del hombre no trabajaba. Y no tenían otro lugar para encontrarse. Ella al principio se negó pero el insistente pedido de la prima la convenció. La primera vez que fueron, fue en la ocasión en que los padres de la joven no estaban. Ocuparon la cama matrimonial que ella misma se ocupó de preparar antes y después de su visita. Ahí no pudo ver nada y poco pudo escuchar. La segunda ocasión en que vinieron a su casa estaba su madre. Eso llevó a que los tres se encerraran en su cuarto con el pretexto de estudiar algo inexistente. Ahí, mientras los amantes se prodigaban poco a poco más y más ardientes mimos, ella no despegaba los ojos de la televisión. En pocos minutos los dos estaban amándose bajo las sábanas de su propia cama a un paso de ella que, completamente ignorada, era una espectadora directa de todos los ardientes actos sexuales que, eso si, eran tan silenciosos como sus animadores podían. Sin duda que ella hubiese muerto por que la inviten a sumarse al dúo. Pero nada de eso sucedió.
Al acabar los amantes su tarea erótica le pidió su prima las disculpas innecesarias y le agradeció el permiso concedido... y él ni la miró más que la vez que tuvo que saludarla cuando la ardiente pareja se despidió. Otra vez los acompañó a la terraza de edificio donde vivía Claudia. En el departamento, tres pisos más abajo, estaba su marido descansando. Eligieron una hora en la que no había casi nadie en el edificio y hasta el portero aprovecha para descansar también un rato. Subieron los tres, trabaron la puerta y ahí nomás, mientras ella pretendía concentrarse en algún punto lejano de esa visión de la ciudad, los amantes se desnudaron completamente y comenzaron a besarse, a rozarse, y a penetrarse de a poco. Ella apenas se atrevió comenzó a mirarlos, de reojo primero, y después naturalmente ya que para esos momentos era completamente ignorada. Los amantes parecían gozar mucho más que de costumbre, tal vez, pensaba ella, por estar teniendo sexo a pleno sol y como únicos testigos al celeste cielo y a unas pocas plantas (incluida ella, ya que eso parecía que la consideraban) fijas a sus macetas. Aunque cuando todo iba terminando entre la fogosa pareja le pareció ver, en uno de los cambios de posiciones corporales, fugazmente, la mirada de él quedarse un segundo fija en la suya. Pero tal vez le pareció nomás, no estaba segura y por más que buscó a ver si se repetía, eso no ocurrió. Solo cuando los cuerpos brillantes de húmedos, mojados de saliva y sudores sexuales, se incorporaban del improvisado lecho a cielo abierto ella dejó de mirar y aquellos parecieron verla. Pero todo era ya como normal y ninguno le dijo nada. Solo reían y jugaban a arrojarse las ropas que se hallaban desperdigadas por el piso y entre las plantas. A partir de ahí ella podía entrar al dormitorio mientras ellos en las tardes de citas fugaces hacían el amor ardientemente. La veían, sabían que estaba ahí pero su fogosidad no cambiaba. Nunca le decían nada. Una de aquellas tardes ardientes de sexo la jovencita se sentó en un rincón de la cama. Podía oír hasta el mínimo suspiro, las frases entrecortadas casi siempre sensuales que ambos se decían, los quejidos. Hasta los inesperados sonidos que, en algunos de los tantos cambios de posiciones, los sexos al rojo vivo suelen emitir sin el control de sus dueños. Podía ver el efecto de cada beso, de cada caricia en uno y otro. Podía ver la parte de uno entrar y salir en partes de de la otra. Podía ver como se enrojecían las pieles y las partes, y como se unían una y otra vez. Podía apreciar plenamente el aroma dulzón que irradiaban aquellos cuerpos, el perfume que se instalaba en ella y la enloquecía de placer. Hasta pudo rozar cierta vez con la yema de sus inquietos dedos la piel transpirada del hombre de treinta y tantos que pareció no sentirla. Pudo por fin sentir en sus dedos el ardor del cuerpo de un hombre haciendo el amor. Todos sus sentidos estaban satisfechos aunque no se haya animado a tocar con sus labios, con su boca, lo que hubiese querido besar. La siguiente tarde de pasión fue la que trajo más ansiedad y la más esperada por la joven. Fue en la que estuvo más nerviosa. Como si hubiese comprendido que esa tarde era aquella en la que algo cambiaría para siempre. Esa mañana, como siempre lo hacían, planearon con Claudia la escapada. Dijeron a quienes les escuchaban que irían al comprar cosas para la casa y luego al cine. Por la tarde, a la hora de siempre tocaron suavemente la puerta y fueron recibidas por el hombre de treinta y tantos que se hallaba vestido solo con un pantalón de playa. Las esperaba con el café listo, como siempre. Aquel café que solo ella solía beber completo. Y así nomás, como si las cosas fueran de lo más normal, entraron los tres casi juntos al dormitorio. Nadie decía una palabra. La pareja comenzó a besarse, en la boca, en el cuello, en los brazos. La jovencita estaba parada al lado de ellos casi tocándolos con su piel virgen y dorada. Y como si todo fuese parte de lo mismo de siempre, se halló de pronto besando y siendo besada, acariciando y siendo acariciada, desvistiendo y siendo desvestida. Se halló de pronto acostada de espaldas en la cama, enredada en un mar de tibios cuerpos que la movían de un lado a otro. Y tocando con ambas manos el cuerpo del soñado del hombre de treinta y tantos. Y se sentía tocada por él. Sentía su boca curiosa, mojada y hambrienta entre sus senos, en su vientre. Sentía lo que siempre había soñado, su boca y su lengua entre sus piernas. Cuando estaba a su alcance, palpaba esa parte del hombre que ya conocía de vista. Y le parecía mejor aún de lo que había imaginado. Le parecía más grande, formidable. Le parecía hecha a su medida. Y comprobó que sin duda lo era ya que en un momento intuyó a su portador en posición y sintió entrar dócilmente aquello anhelado en su nunca antes domada aridez. Luego fueron una y otra vez, y unas y otras partes, durante un tiempo en que ninguna otra cosa existió. Hasta que se vio a sí misma reuniendo su ropa, vestirse lentamente y caminar hacia el olvidado café que frío esperaba sobre la mesa de la sala.Tal como había supuesto, ya nada fue como antes. Aquella fue la última ocasión en que el poeta le permitió a Claudia apelar a ella como compañía para esconder sus ardientes e ilegales encuentros amorosos.

CITAS

.
Siempre llegué tarde a las citas. Cuando era joven más. Recuerdo una vez que con una agraciada jovencita habíamos acordado encontrarnos en un romántico barcito de la calle Piedras, a las cuatro de la tarde, en cierto día de agosto. Y fui, ese mismo día y a esa misma hora... pero siete años después.
Por supuesto, ella ya no esperaba y el barcito romántico era ahora un bacanal ultramoderno con pocas luces y muchachas sonrientes casi desnudas.
A lo mejor del barcito aquel pasaron a éste porque nadie acudía a las citas. Ahora, señoritas agraciadas y caballeros impuntuales, están ahí.
...

22/5/09

No soy ordenado

...

He visto el corazón de Laura,

todo tan perfecto,

y decidido.

Como ella,


hermosa,

y acomodada.

Me llevó, en algún momento,

a vivir allí con ella, Laura,

pero no pude quedarme...

No tengo la suerte de ser hermoso,

ni ordenado.


......

19/5/09

LA VIDA ES UN SUEÑO

...

Los sueños, a veces, son cosa seria,

como Calderón lo había pensado.

Es que en ellos está nuestro pasado,

los triunfos, la alegría... y la miseria.


El sueño viene siempre acompañado

de cosas que despierto ignoraría,

o de alguna manera ocultaría

aquel que arteramente ha dañado.


Los sueños... puede ser que nos traicionen,

a lo mejor involuntariamente,

o puede que deliberadamente

sean los argumentos que usa la mente

para ceñirnos permanentemente

a lo que nuestras pasiones disponen.


...

17/5/09

MARIO BENEDETTI el POETA uruguayo, a llegado a lo más alto (y ahí se va a quedar para siempre)

"Vuelvo/ quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo."

de: "Canciones del más acá"

Gracias por todo MAESTRO...


MORIR

.
Al no compartirlos contigo

mis días parecen

grises días de muerte.


Al no despertar a tu lado

es mi amanecer

otro poco de muerte.


Al no sonreír con tu risa

mi risa dibuja

una mueca de muerte.


Al no escuchar que me nombras

en mi oído se repiten

solo sonidos de muerte.


Al no soñar yo tus sueños

lo que sueño se convierte

en pesadillas de muerte.


Es que al no poder verte

el solo hecho de existir

no es vivir... es morir.


. Del libro "Entre Piedras" 2004 Javier Tissera

15/5/09

CHACALES en cien palabras

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No es un buen ejemplo el del pez aquel de nombre Lot. Dejó que a su esposa merluza una gran ostra la convirtiera en brillante perla, embriagó a sus hijas con unas algas fermentadas y de noche en noche y de varios bocados... se las comió.
Todo por mantener la especie, dijo entonces, y seguramente continuó comiéndose a nietas-hijas y bisnietas-hijas mientras pudo. Hasta nuestros días (puede verse en las noticias) descendientes suyos continúan aquella incestuosa tradición.
Definitivamente no es buen ejemplo lo del pez Lot pero no lo elegí yo, está escrito ahí donde comenzó todo... (en Génesis diecinueve)
.
Vuelvo a postear lo mismo corregido pues parece que, o no les gustó, o no lo entendieron...
Cuando antes puse que hace falta educar bien es porque en la biblia leí lo de Lot y relacioné con estos incestos de hoy y de siempre...
Es solo un relatito de cien palabras... nada más.
.

11/5/09

Cadáver Nuevo

.

Va mi cadáver viejo, último,
yéndose poco a poco,
desvaneciéndose bajo el sol y las sombras
que se suceden.

De tierra y agua estoy hecho,
y de un poco de aire.

Percibo como se escapa el pequeño espacio
que antes ocupé.

Oigo irse a mi suspiro,
tan viejo de ir y venir por casi nada.

Veo borrarse la que creí mi mejor composición,
y también la que hice por encargo.

Me descubro yéndome a pedazos, con el viento,
sin retorno ya con esta forma.

No soy alguien que estaba hecho solo de aire,
como algunos,
ni únicamente de tierra y piedras, como otros…
o de solo agua, por más de acuario que sea.

Estaba hecho con un poco de todo...
más bien con poco de todo.

Y así se va rehaciendo mi cuerpo nuevo,
con algo, con poco, con casi nada.

Como el de muchos otros por suerte,
de tierra se rehace, de aire, agua,
y muchas palabras amasadas.

¿Para qué más?...

.

7/5/09

Sembrar y cosechar

-
Todo se siembra, cosecha y aprovecha.
Conozco quién cultiva trigo y no le falta el pan. Sé de alguien que cría vacas y siempre tiene a mano una buena provisión de leche.
Hay quienes siembran vientos y cosechan tempestades y quienes esparcen cizaña y cosechan conflictos. Y hay quienes reparten paz y amor solo para conseguir seguidores.
Todo es posible que crezca en la fecundidad generosa de la gente. Y eso es aprovechado por incansables labradores de conciencias colectivas.
Hay quienes fortalecen palabras y recogen buenos relatos... no como estos. Y hay quienes siembran oscuras estafas y recolectan pomposos laureles.
-

3/5/09

PAJARITOS



Día a día, minuto a minuto
nace un pajarito.
Nace desnudo de colores,
abrazado por el lodo
y olvidado, por casi todos.

Su nido lejano a una jaula de oro
no irradia consuelo
ni sabe del calor de un nido de amor.

A los primeros vuelos
de sus alas breves sin piedad lo lanzan.
Pero no le enseñan a volar.

Ignoran el canto del niño pajarito,
mudándolo a llanto,
llanto jamás escuchado.

Engrisan su plumaje,
cortan sus árboles,
para que sólo vivan con una limosna de alpiste.

Y así lo empujan a volar por la vida:
en volteretas, sin rumbo y sin sentido,
presa fácil en la comodidad del olvido.

A esos niños a los que nadie ve, salvo cuando no les queda otra que salir a robar.

2/5/09

CANCIÓN II

Están todos jodidos, amor,
están todos jodidos...

Están jodidos los trabajadores amor,
y están jodidos los vagos también.
Están jodidos los puritanos amor,
y están jodidos los pecadores también.

Están todos jodidos, están todos así.
Pero yo no estoy jodido amor,
yo no estoy jodido no no...

Está jodido el colectivismo amor,
y está jodido el capitalismo también.
Está jodido el cristianismo amor,
y está jodido el ateísmo también.

Está jodida la burguesía amor,
y lo está bastante el proletariado también.
Está jodida la policía amor,
y está jodido el ladroncito también.

Están todos jodidos, están todos jodidos, sí sí...
pero yo... yo solo soy un escritor...
por eso no estoy jodido amor,
yo no estoy jodido no no no...


...................si alguién le pone música "vamo y vamo" como dicen por acá...
BUEN MES DE MAYO PARA TODOS

30/4/09

LA VIDA DE JUAN

Lo que aquí relato brevemente es la vida de Juan, vida que no es un cuento:

El nacimiento de Juancito se produce donde se producen la mayoría de los nacimientos: en un hospital público. En este caso, el hospital público que sirve de herramienta para traer al mundo al niño pertenece a un país gris y aplastado del llamado tercer mundo. (Así son, también, la mayoría de los países de este único mundo).

Allí recibe la primera bocanada de un aire ardiente y poco aséptico, el mismo al que están condenados los que como él, pertenecen a la parte más baja de nuestra sociedad mundial.

El niño es bañado con agua fría, secado y envuelto con unos trapos ásperos para después de unas pocas horas ser mandado a su casa con madre y todo. -A dejar el lugar a otro-. Como uno más de la tira, en esta máquina de la vida.

En su casa descansa en una destartalada cuna atada con alambres. Cuna que soportó ya a sus seis hermanos. Cuna que vio tiempos mejores cuando su barniz era brillante y pertenecía a una caritativa y brillante familia.

Juan vive en el Barrio Negro. Su primera visión del mundo son los yuyales y las montañas de basura que rodean su calle.

Juan niño, para aprender a caminar, se calza un par de zapatillas que supieron de otros pies y luego, ya crecido, correrá detrás de una pelota plástica, de esas que suelen regalar las iglesias para Navidad.

Las pocas veces que el niño Juan come dignamente es porque acierta en ir a mendigar donde tiran comida, (casonas con rejas, parque y pileta).

Juan de quince años no elige trabajar de peón. A la escuela fue solo por un par de años y apenas aprendió a escribir su nombre. -Es difícil llegar al doctorado cuando preocupa ganarse el pan-.

Juan se casa, tiene un par de hijos y lo que gana trabajando de peón apenas le alcanza para darles de comer. Las opciones son pocas y sale a robar. – Mientras en las casonas con rejas, parques y piletas se discute sobre si conviene invertir en la bolsa de valores o en la compra de bienes raíces, en la villa de Juan ni se discute sobre matar y morir para comer-.

El viejo Juan acaba de salir de la cárcel, ya no tiene veinte años, ni mujer, ni hijos. Tiene cincuenta años y parece de cien. Nadie lo quiere en este mundo. El no sabe lo que es querer, aprendió durante su podrida y corta vida que nada que quisiese lo dejarían obtener. Aprendió en su podrida y breve vida que pocos, muy pocos. de los que son como él, (la mayoría), ven el horizonte detrás de la basura, o ven el camino más allá del barro.

Para el viejo Juan la vida no fue toda horizontes, toda caminos. Para millones de Juancitos la vida no es más que el barro de sus calles.

26/4/09

LAYIL

Conocí a Layil cuando transitaba los últimos días del anterior milenio. No reparé enseguida en ella, debo reconocerlo, cosa que lamento mucho. Yo estaba aún embrollado en una vieja trama literaria-sentimental que me impedía ver más allá de mis cuadernos. Ella tampoco supo enseguida que yo existía, demoró mucho en hacerlo porque la envolvía a la vez cierta trama romántica que le costó mucho resolver.
Ella estaba allí, con todo lo que caracteriza a una mujer de semejante nombre. Ese todo no lo voy a enumerar porque estos breves espacios no lo permiten. Solo voy a decir al respecto lo mismo que alguna vez le dije a ella.
Le dije:
-“En la mitología hebrea tu nombre equivale a “Noche” y con él personificas a un espíritu nocturno. Puedes ser, unas veces, un ángel que dispone la descendencia de los hombres; y otras un demonio que asalta a los solitarios. En la imaginación popular asumes la forma de una bella mujer, de largo y negro cabello suelto”-
Admitió ella que tanto el ángel como el demonio la identificaban plenamente, y admito yo que la imaginación popular no pudo estar más acertada.
Layil y yo estuvimos allí, solitarios y marginados, con nuestras tramas tan contrarias y parecidas, tan distintos y tan iguales, rodeados por el mundo y separados por él. Solo yo por un lado, y sola ella por el otro. Mirándonos de reojo, a veces sonriéndonos, odiándonos por momentos. Hasta que ocurrió lo que ocurrió; destrabamos nuestros respectivos embrollos sentimentales-románticos, recibimos nuestros títulos de tontos, nos abrazamos, nos deseamos suerte y nos dijimos adiós.


25/4/09

¿Te Acordás Amor?

-¿Te acordás amor, el escándalo que provocamos por el beso que nos dimos aquella tarde? Estábamos sentados frente al Molino Boero, en pleno bulevar Los Milagros.
-¡¡ Qué vergüenza !!, ¡¡ Qué barbaridad !!, ¡¡ Váyanse a otro lugar !!-. ¡¡ Ésta juventud está perdida !!. –Dijeron, (gritaron) las señoronas de largos vestidos y peinados altos, (algunos señorones gritaron lo mismo). Nos fuimos riendo por lo bajo. ¿ Te acordás ? casi llaman a la policía.
Seguimos caminando abrazados.
Ya oscurecía cuando desviamos por la galería de La Tienda. Desviamos por dos razones, la primera fue porque buscábamos que el camino sea más largo, era temprano aún, la segunda porque en la galería había una calesita que a esa hora no funcionaba. Allí continuamos el beso suspendido. Las señoronas pocas veces llegaban a esa altura del pasaje. Las señoronas nunca habían sido besadas frente al Molino Boero ni en el pasaje del carrusel.
Cuando retornamos al bulevar, por el hoy Pasaje Cornaglia, corté unas pequeñas flores para ti, eran amarillas y rojas como las que estaban estampadas en tu vestido.
Hacíamos tiempo hasta que comiencen las películas en el cine Mayo... Íbamos lentamente caminando hacia aquel lugar donde por algunas horas, en la oscuridad cómplice, nos regalaríamos besos y caricias sin sufrir de nadie la censura. El mismo maravilloso lugar en donde, casi seguro, hasta las señoronas dieron, alguna vez, vía libre a sus besos más sostenidos, a sus caricias más atrevidas.
...
-Sí querido, me acuerdo, lo que no recuerdo es a ningún actor y tampoco actriz que actuaran en las películas de aquellas épocas, (tampoco las películas), recuerdo más tu perfume y el brillo de tus ojos, el mismo que tienes ahora que recuerdas. Pero... casi todo está perdido, al menos para nosotros. Vivimos eso hace más de treinta años. Solo nos quedan los recuerdos, además, hoy cualquier pareja se besa frente al viejo Molino Negro sin que lo amonesten y aunque alarguemos el camino, sobre el bulevar Los Milagros... ya no queda ningún cine.





ATARDECERES

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Los atardeceres suelen ser encantadores, dependiendo muchas veces de lo que uno haya vivido durante el día. Por eso suele ocurrir que no es tan buen atardecer aquel que sucede a un día lleno de reveses y desencuentros.
Ayer, sin ir más lejos, perdió River. Y es bien sabido que mal cae eso en unos pocos cientos de personas de la ciudad. Para ellos no fue un buen atardecer ya que quedaron fuera de la copa. Y para nosotros, los de Boca todo fue relativamente bueno, ya que perder por casi nada en Ecuador nos deja aún en carrera. Lo mismo sucede con los que estudian, si no fue bueno el desempeño en algún examen del día, el crepúsculo que acompaña al ineludible encuentro con la familia no va a ser del todo simpático. Y ni hablar de la anochecida de los que trabajan sus diez horas reloj puntualmente, si el jefe se vino con el pie cruzado y estuvo todo el tiempo exigiendo más y más producción... seguramente el regreso a casa para nada será encantador. En ese caso solo queremos llegar para ducharnos, comer y rápidamente perdernos en el escabroso mar de la televisión. Y no habrá quién no se gane un insulto si intenta hacernos ver con buenos ojos lo lindo que está el ocaso.
Ahora, y por aquello mismo, los atardeceres de los días en lo que todo está bien son saludables para nosotros y para los que nos rodean a diario. Cuando así es, todo está bien, y está bien el trato hacia nuestros niños que nos saltan al cuello o con los no tan niños que nos asaltan los bolsillos, con nuestra amada esposa que nos empapela de cuentas a pagar y con los perros que reclaman el paseo de todos los días, incluso con el vecino que no afloja con la música a todo lo que da.
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23/4/09

APARIENCIAS

Para qué negar que una persona bien vestida consigue en la mayoría de la gente una reacción diferente a que si vistiera con harapos o ropas simplonas y pobres. Un hombre vestido con saco y corbata es saludado de una manera distinta al saludo dedicado a un trabajador común de una fábrica o a un recolector de residuos. Muchas veces ni siquiera es por quién es esa persona, si no por como viste. Es insólito el atractivo que ejerce en muchos de nosotros la visión de un modelo de personas “bien” ya prefijado en muestra mente. En contraposición a que caracterizamos como persona “mal” a quiénes visten de forma postergada. Y decimos que casi nunca es por la persona en sí, ya que si el mismo hombre de saco y corbata, frente a otra gente, a veces frente a la misma, viste con ropa común o desatendida ya no se lo trata igual. Y si no creen, hagan la prueba y me cuentan.
Recordamos merced a lo anterior dicho que hay quienes sostienen que una persona vale por el auto en que circula, o a quienes dicen que de acuerdo al lustre de sus zapatos es el talento, el porte ganador o el valor intrínseco de alguien... como si estas cualidades no partieran por lo que se tiene dentro de la cabeza si no en los pies, o en el garaje.
De todos modos siempre estaremos los que vestimos saco y corbata, muy pocas veces, y ropa descuidada casi siempre sin que nos importe mucho lo que digan los demás, porque sabemos que de cualquier manera no hay que aparentar cosa que no somos. Y también siempre habrá gente que compre esa imagen compuesta por un ambo negro, corbata al tono, par de zapatos lustrados a espejo y último modelo de moda... con un zafio dentro.
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17/4/09

RELATOS BREVES

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DESPEINADO
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Todo pasa tan rápido que me despeina. El tiempo pasa, el agua del Mapocho, los temblores, el amor. Pasan gobernantes, el Metro por Los Héroes, algún avión por La Moneda, el cadáver del enemigo, los imperios, y las elecciones. Y me despeinan. Y pasan los noticieros, los diarios de la mañana, y los de la tarde, y no dicen todo. Por eso me despeinan.
Me asustan los vecinos a quienes las cosas que pasan no los despeinan... ¿Será por ellos que estamos así, como engomados?
Todo pasa tan rápido que me despeina... por eso ya nunca llevo puesto mi Stetson.

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INTERRUPCIONES Y DESPEDIDAS

Los teléfonos suenan y suenan interrumpiendo conversaciones, almuerzos, coitos, sueños y poesías.
En ocasiones ponen en nuestros oídos la voz de un amor lejano en la distancia, o a nuestra Mamá que nos reprende por no llamarla, o te avisan que aceptan tu propuesta de trabajo, eso es bueno. Pero a veces nos acercan malas noticias... como la negativa a publicarnos un cuento o la censura a un ensayito procaz. Eso es malo. También es malo cuando, estos aparatitos de por medio, se despiden de vos. ... Son feas las despedidas por teléfono. Como que no son despedidas, son infames abandonos.

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FANTASMAS

De los oscuros grupos de fantasmas que habitan en esta urbe hay una tribu muy especial. Son los fantasmas que se disfrazan de gente común. Y hablan como gente normal. Se reproducen como gente corriente y ríen como cualquier mortal. Algunos cumplen funciones varias entre los que no somos como ellos.
Como todos los fantasmas, obedecen órdenes de un espectro mayor. Su tarea entre los habitantes es disímil, algunos siembran indecisiones y desacuerdos entre nosotros, otros nos hacen creer que son dirigentes iluminados.
Cuentan a su favor que, muchas veces, no los vemos como fantasmas viciados sino como libertadores celestiales.
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15/4/09

APRENDER

En respuesta al poema "Resurgir" de una escritora local

Resurgimos... Renacemos,

después de cada ciclo lo hacemos,

como un árbol,

en eso tenés razón, amiga.

Y aquello de que en el permanente revivir

algo aprendemos y agregamos a lo nuestro,

también es cierto.

Que algo bueno nos queda siempre del anterior vestido,

igual coincido.

Pero...

¿ volveremos siendo más sabios, mejores personas...

como el árbol, ya que lo decís...

el que en cada nueva primavera cambia y mejora su sombra?...

No lo podría decir así.

Soñar y esperar, no nos asegura nada.

Porque... "Puede ser" que del continuo renuevo algo aprendamos...

O no.

Quizás nada aprendamos,

quizás nada nos quede.

Puede ocurrir que en el último despojo perdamos todo,

lo malo y lo bueno.

Entonces, al volver...

Ya que, se sabe,

que como lo malo se aprende rápidamente,

y lo bueno se va diluyendo, casi irremediablemente...

solo aprendamos a mentir amiga...

Y mentimos,

nos decimos... y decimos,

que mucho de lo malo que ofrecemos como nuevo es bueno.

Y vivimos así,

con ley establecida y al parecer... obligatoria,

de aprender, re-aprender, enseñar

a engañar, ocultar y mentir.

Del libro "ENTRE PIEDRAS" Javier Tissera 2004 (corregido)

14/4/09

Triste te Marchás

Si tengo que deducir porqué

te querés marchar de este lugar

puedo decir que te vas por viejas historias,

que ya no querés recordar.

Y por los interminables ladridos de perros,

perros sueltos expulsados de casas de ricos,

o de necios.

Por la gente sentada en la vereda, haga frío o no,

mirando quién viene y quién va.

Porque casi todos te saludan y te quieren,

que es lo mismo decir... nada,

que casi todos te saludan y te odian.

Por las miradas lastimosas que te agradecen

por algunas cosas que hiciste y por otras que no.

Te marchás harto de ver las mismas caras

y porque seguro que has hartado

a unos cuantos con tu fea cara.

Y porque nadie te debe nada

y ya debés demasiado.

Por los muertos que golpean tu ventana,

que ya son bastantes, y te van a apresar.

Te vas de acá porque ya no sos el mismo de ayer,

el de ayer ha muerto, felizmente... aunque,

éste que sos hoy tal vez sea peor que aquel.

Te vas porque la música que se oías en las casas ya no se oye.

Te vas como se han ido viejos amores... para siempre.

Te vas porque en invierno hace mucho frío,

y en verano mucho calor.

Porque ya estás harto de la misma cerveza.

Porque has cumplido de más con este puto ciclo en tu vida.

Porque de una vez te vas a jugar.

Porque ya está.

11/4/09

EL ANODINO



Se va su nombre perdiendo en el olvido.
Si no lo reviviera
y hoy contara como era,
sería como si no hubiese existido.

Su vivir nadie repite, ni lo nombran.
No tomó un desafío,
y no tuvo un porfío.
-tristes maneras de corriente, le sobran.

Comenzó su huera vida a las penas
haciendo muchas cosas
con lo justo, honrosas...
viviendo por las malas, o por las buenas.

Nunca vio el estudiar y prepararse,
a leer aprendió,
a inclinarse cedió;
dejándose aplicar lo de no quejarse.

Pasó entre la gente como el aire pasa.
Ni aquellos familiares
que le deben favores
tienen de él algún recuerdo en su casa.

Lo que hizo en este mundo fue casi nada,
sólo anduvo existiendo.
Como árbol, solo estando,
sin haber hecho jamás una arrancada.

Fueron siempre de otros aquellos caminos
que hubo de caminar.
Vio, sin reflexionar,
su arribo, que era siempre a otros destinos.

(Se marchará así nomás de esta vida,
como muchos se marchan,
sin ser de los que manchan
ni siquiera la costumbre más prendida)

Y ya está a un par de pasos de la muerte
aunque le da lo mismo...
¡ si vive en el abismo !
Su "no saber" hace que parezca fuerte.

Más le queda, como a muchos, de consuelo
ver que siguen naciendo,
respirando y muriendo,
anodinos, que terminan... yendo al cielo.